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¿Es demagogia citar a Martin Luther King?

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Me permito traducir partes del último discurso de Martin Luther King. La traducción es mía, así que los errores también. Cabe tomar nota de que no es una traducción literal y que más bien ha sido apresurada. Puntualizacions de género, como que MLK se refería a «the Men…» constantemente o «America» refiriéndose a los EE. UU, has sido respetadas por considerarse estilísticas. Añado en azul explicaciones históricas o el equivalente en este momento, para justificar la candencia de un discurso que nunca quedará obsoleto. Sencillamente es cambiar el «blanco y negro» por el «arriba y abajo», pero como muy bien anotó Marcus Garvey, el sistema de opresión es siempre el mismo. En algunos casos enlazo con vídeos de Youtube para los que no conocen en profundidad el tema y porque todos reconoceremos en estos vídeos, las imágenes que proyecta el telediario… HOY, cincuenta años después.

Este discurso conocido como «I have been to the Mountaintop», tuvo lugar el 3 de Abril de 1968. Martin Luther King fue tristemente asesinado al día siguiente. Es inevitable el preguntarse qué hubiera pasado si Martin Luther King no hubiera muerto ¿viviríamos en un mundo diferente?

Martin Luther King «He estado en lo alto de la montaña»

(Martin plantea qué haría si Diós le dejase elegir una era en la que vivir)

Aunque suene extraño, me giraría hacia el Todopoderoso y le contestaría «Si me dejases vivir algunos años en la segunda mitad del siglo veinte, sería feliz». 

Ya sé que suena extraño porque el mundo está hecho un asco. El país está enfermo. Los problemas salen por todos los sitios; confusión por todos los rincones. Podría ser una petición extraña. Pero de alguna forma sé que sólo cuando está suficientemente oscuro se pueden ver las estrellas. Y veo cómo Diós va trabajando en este período del siglo veinte de forma que los hombres, de alguna manera extraña, están respondiendo. 

Algo está pasando en el mundo. Masas de gente se están despertando  y donde quiera que se junten hoy, sea en Johannesburgo, Sudáfrica; Nairobi, Kenya, Accra, Ghana; Nueva York; Atlanta, Georgia; Jackson, Mississippi; o Memphis, Tenessee –el clamor es siempre el mismo: «Queremos ser libres».

Y otro motivo por el que me alegra vivir este período es que nos han forzado a punta de cañón a superar los problemas que los hombres han estado intentando superar durante toda nuestra historia, pero la necesidad no les forzó a hacerlo. La supervivencia requiere ahora que lo solucionemos.  Los hombres, durante años, han hablado de guerra y paz. Pero ahora ya no pueden hablar de ello, ya no es una elección entre violencia o no violencia en este mundo; es no-violencia o no-existencia. Ahí es donde nos encontramos hoy.

También en la revolución de los derechos humanos, si algo no se hace, y se hace rápido para sacar a la gente de color de sus años de pobreza, todos esos años de dolor y desatención, el mundo estará condenado al fracaso. Ahora mismo estoy muy feliz de que el Señor me haya permitido vivir este período que se avecina. Y estoy feliz de que me haya permitido estar en Memphis.

No nos involucramos en manifestaciones negativas, ni en discusiones con nadie. Decimos que seguimos determinados a ser hombres. Determinados a ser Personas. Estamos diciendo — Estamos diciendo que todos somos hijos del Señor. Que somos hijos de Diós, no tenemos porqué vivir como nos obligan a vivir.

¿Qué significa esto en este período de la historia? Significa que tenemos que mantenernos juntos. Que tenemos que estar el uno al lado del otro y mantener la unión. Mira, quizás el Faraón quería mantener la esclavitud en Egipto, tenía una estrategia para ello: Mantenía a los esclavos enfrentados. Pero cuando se juntaron los esclavos, algo pasó en la corte del Faraón y ya no pudo mantenerlos esclavizados. Cuando los esclavos se unen, es el fin de la esclavitud. Vamos a mantener la unión.

En segundo lugar, repasemos los problemas. El problema es la injusticia. El problema es la negativa de Memphis de ser justo y honesto en lo que a su trato con los funcionarios se refiere, que en este caso son los empleados de la basura municipal. Bien, pues tenemos que llamar la atención sobre este tema. Es el problema de siempre con unos cuantos actos violentos ¿sabéis lo que pasó el otro día en la prensa? La prensa sólo habló de las ventanas que se rompieron. Leí los artículos, muy poco sobre los mil trescientos trabajadores que están en huelga y que Memphis no les está tratando justamente, y que el alcalde Loeb necesita urgentemente un médico. En eso no repararon.

Volveremos a manifestarnos, una y otra vez, hasta que se corrigan estos asuntos, y obligaremos a que todos vean que ahí hay mil trescientos hijos del Señor sufriendo, pasando hambre, pasando noches oscuras y lóbregas preguntándose cómo va a acabar todo esto.

No vamos a  dejar que ningún laberinto nos pare. Somos maestros en la protesta no violenta y en desarmar a la fuerzas policiales; no saben qué hacer. Los he observado con frecuencia. Recuerdo Birmingham, Alabama, cuando en nuestra majestuosa lucha, salíamos desde el número 16 de Baptist Church Street cada día (o del Lluís Vives), en cientos, y marchábamos. Y Bull Connor (o la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León) les decía que nos tirasen a los perros, y nos atacaron, pero nosotros seguimos hacia ellos cantando «No voy a dejar que nadie me pare».

Bull Connor luego decía «Abrid las mangueras» y como os dije la otra noche, Bull Connor no sabía historia. Sabía de un tipo de ley física que de alguna forma no tiene que ver con la metafísica que nosotros sabíamos. Y eso es el hecho de que hay un tipo de fuego que ninguna manguera puede apagar. Y salimos al encuentro de las mangueras, conociéndolas. (…) No nos pudieron parar. Así que salimos al encuentro de los perros y los miramos y salimos al encuentro de las mangueras y las miramos, cantando «Sobre mi cabeza veo la libertad en el aire» (Over My head I see Freedom in the Air).

(…)
Y ahora hablemos sobre la orden judicial: Tenemos una orden judicial que vamos a llevar al juzgado mañana para por ser ilegal e inconstitucional. Lo que le pedimos a América es«Ateneros a lo que habéis dicho en papel». Si viviese en China o incluso en Rusia o en otro país totalitario, podría entender algunas de estas ordenes judiciales. Quizás entonces podría entender la negación de los privilegiuos básicos de la Primera Enmienda (Prohíbe que la legislatura haga ley alguna con respecto a la adopción de una religión o haga ley alguna que prohíba la libertad de culto, de expresión, de prensa, de reunión, o de petición), porque ahí no se han comprometido a estos derechos. Pero en algún sitio he leído algo sobre la libertad de reunión. En algún sitio he leído sobre la libertad de expresión. En algún sitio he leído algo sobre la libertad de prensa. En algún sitio he leído algo sobre que la grandeza de América es el derecho a la protesta. Y así tal y como digo, no vamos a dejar que los perros ni las mangueras nos paren, no vamos a dejar que ninguna orden judicial nos detenga. Vamos a seguir.

Ahora, esto es otra cosa que tenemos que hacer: Siempre anclar nuestra acción directa al poder de la retirada económica. De acuerdo, somos pobres. Individualemente somos pobres si se nos compara con la sociedad blanca Americana. Somos pobres. Nunca olvidemos que colectivamente -eso quiere decir, todos juntos- somos más ticos que todas las naciones en el mundo con la excepción de nueve ¿Alguna vez lo habéis pensado así? Tras los EE. UU., Rusia, Gran Bretaña, Alemania Federal, Francia y podría nombrar otras, el hombre negro, colectivamente es más rico que la mayoría de paises del mundo. Tenemos unos ingresos anuales de más de treinta billones de dólares al año, que es más que todas las exportaciones de los EE. UU., más que el presupuesto nacional de Canadá ¿lo sabíais? Eso es poder, ahí mismo, si sabemos como utilizarlo. 

No tenemos que discutir con nadie. No necesitamos ir por ahí maldiciendo y actuando mal con nuestras palabras. No necesitamos ladrillos ni botellas. No necesitamos cócteles Molotov. Sólo necesitamos ir a estas tiendas, a estas compañías gigantes de nuestro país y decirles «Nos ha mandado Diós para decirle que no está tratando bien a us hijos. Y hemos venido a pedirle que haga de esto su primera prioridad en su agenda. ahora bien, si ustedes no están preparados para hacer esto, nosotros tenemos una agenda que debemos seguir. Y nuestra agenda dictamina que le retiremos nuestro apoyo económico»

Pero no sólo esto, tenemos que fortalecer las instituciones negras. Os animo a que saquéis vuestro dinero de los bancos principales y lo llevéis al Tri-State Bank (o a Triodos). Queremos una banca propia en Memphis (o una banca ética). Id a la asociación de ahorros y préstamos. No os pido nada que no podamos hacer desde la SCLC. El juez Hooks y otros os dirán que tenemos una cuenta ahí en la Asociación de ahorrros y préstamos de la SCLC. Os pedimos que nos sigáis en lo que hacemos, poned ahí vuestro dinero. Tenéis seis o siete compañías aseguradoras negras en la ciudad de Memphis. Llevad ahí vuestras pólizas. Esto son cosas prácticas que podemos hacer. Empecemos por construir una base para un poder económico mayor. Y al mismo tiempo, presionamos ahí donde duele. Os pido que nos sigáis.

Y dejadme decir, llegando a mi conclusión final, que tenemos que darnos a nosotros mismos el derecho a la lucha hasta el final. Nada sería más trágico que que paremos en este punto en Memphis. Tenemos que llevarlo hasta el final. Y cuando convoquemos una manifestación, necesitáis estar ahí. Si significa dejar el trabajo, o dejar la escuela — estad ahí. Preocuparos de vuestros hermanos. Puede que no estéis en huelga, pero o nos sublevamos todos juntos, o nos derrumbamos todos juntos.

Esa es la pregunta de esta noche. No «¿Si me paro de ayudar a los trabajadores de la basura municipal, qué pasará con mi trabajo?» No «¿Si me paro a ayudar a los trabajadores públicos, qué pasará con la shoras que normalmente paso en mi oficina cada día y cada semana como pastor?» La pregunta no es «¿Si me paro a ayudar a este hombre necesitado, qué me pasará a mí?». La pregunta es «¿Si no me paro a ayudar a estos trabajadores de la basura municipal, qué le pasará a ellos?» Ésta es la pregunta. 

Levántemonos esta noche con una disposición incluso mayor. Vamos a salir con más determinación que nunca. Y avancemos por estos días impactantes, estos días con el reto de hacer de América lo que debería ser. Tenemos una oportunidad de hacer una mejor nación de América. Y quiero darle las gracias a Diós, una vez más, por permitirme estar aquí con vosotros.

Hace un par de años estaba en la ciudad de nueva York firmando mi primer libro. Y mientras estaba ahí se acercó una mujer negra que estaba loca. Lo único que le oí preguntarme fue «¿Eres Martin Luther King?» y mientras miraba al papel y firmaba le conteśté «Sí». En ese instante sentí algo palpitar en mi pecho. Antes de que pudiese darme cuenta, esta mujer loca me había apuñalado. Me llevaron al Hospital de Harlem. Fue una lóbrega tarde de Sábado. Y esa cuchilla me había atravesado, según los rayos X, la punta de la cuchilla me había atravesado la aorta, la arteria principal. Una vez se perfora te ahogas en tu propia sangre – es tu final.

En el New York Times publicaron que con que tan solo hubiera estornudado, hubiese muerto. Bien, unos cuatro días después me permitieron, después de la operación (…) leer algunas cartas que me habían llegado. De todos los Estados, de todo el mundo, me llegaron cartas de apoyo. Leí unas cuantas, pero una de ellas nunca la olvidaré. Recibí correo del Presidente y del Vice-Presidente. He olvidado lo que decían en sus telegramas. Recibícarta y también la visita del Governador de Nueva York, pero he olvidado lo que decía. Pero hubo otra carta de una niña, una chica que estudiaba en el colegio para blancos de Plains High School. Y miré esa carta y nunca la olvidaré. Sencillamente decía

Querido Dr. King

Soy una alumna de noveno año de White Plains high School. Aunque no importe, me gustaría mencionar que soy blanca. He leído en los periódicos sobre su desgracia y sobre su sufrimiento. Y he leído que si hubiera estornudado, habría muerto. Y sencillamente le quería escribir para decirle que me alegro mucho de que no estornudase.

Y esta noche me gustaría decir que yo también estoy contento de no haber estornudado. Porque si hubiera estornudado, no habría estado aquí en 1960, cuando los estudiantes sureños comenzaron sus campañas en los comedores. Y supe que cuando se sentaban, estaban defendiendo lo mejor del sueño americano, y llevando a la nación de vuelta a esos días grandes de la democracia, que fueron establecidos por aquellos norteamericanos que sentaron las bases del gobierno de EEUU en la Declaración de Independencia y en la Constitución.

Si hubiera estornudado, no habría estado aquí en 1961, cuando decidimos coger el autobús para acabar con la segregación del transporte local. 

Si hubiera estornudado, no habría estado aquí en 1962, cuando los negros en Albany, Georgia, decidieron levantarse. Y cuando los hombres y mujeres deciden levantarse, van en su propia dirección, porque nadie puede sentarse sobre nosotros si estamos erguidos y no nos doblegamos.

Si hubiera estornudado, si hubiera estornudado no habría estado aquí en 1963, cuando los negros de Birmingham, Alabama, alzaron la conciencia de este país y consiguieron la creación de la Ley de los Derechos Civiles.

Si hubiera estornudado, no habría tenido la oportunidad ese año, en Agosto, de intentar explicarle a América que había tenido un sueño.

Si hubiese estornudado, no habría estado en Selma, Alabama, para ver ese gran movimiento cívico.

Si hubiera estornudado, no habría estado en Memphis para ver a una comundidad manifestándose por los hermanos y hermanas que sufren.

Estoy muy feliz de no haber estornudado.

Y ahora me dicen–. Ahora no me importa lo que me digan. No imprta lo que me pase. Dejé Atlanta esta mañana y cuando subíamos al avión éramos seis. El piloto dijo por megafonía «Sentimos el retraso pero tenemos al Dr. Martin Luther King a bordo. Y para asegurarnos de que revisamos todo el equipaje, para asegurarnos de que nada esté mal en el avión, hemos tenido que mirarlo todo cuidadosamente. Y hemos tenido el avión custodiado toda la noche».

Y entonces llegué a Memphis. Y empezaron a hablar de las amenazas ¿Qué me pasaría si por algunos hermanos blancos fuese?

Bueno, ahora mismo no sabemos qué va a pasar. Tenemos unos días difíciles por delante. Pero a mí ya no me importa, porque he estado en lo alto de la montaña.

Y no me importa.

Como a todos, me gustaría vivir una larga vida. La longevidad tiene su sitio. Pero ahora mismo no me preocupa. Sólo quiero hacer la palabra de Diós. Me ha permitido subir a la montaña. Y he mirado desde ahí. Y he visto la Tierra Primetida. y puede que no llegue ahí con vosotros. Pero quiero que sepáis esta noche que nosotros, como colectivo, llegarmos a la tierra prometida.ç

Y esta noche estoy feliz.

No me preocupa nada.

Y nadie me da miedo.